KARL MARX Y EL PENSAMIENTO POLÍTICO
KARL
MARX - EL MATERIALISMO HISTÓRICO: ALIENACIÓN E IDEOLOGÍA
El
materialismo histórico (llamado por Marx “método dialéctico”) quiere ser una
teoría científica sobre la formación y desarrollo de la sociedad. Mediante una
teoría económica, histórica y filosófica intenta descubrir las leyes que rigen
el cambio social y presenta un método para la interpretación de los conflictos
sociales y, en esa medida, para cambiar la sociedad. Su tesis principal
consiste en afirmar que son las bases económicas y los modos de posesión de los
bienes materiales el fundamento de toda estructura y transformación social. El
motor del cambio y la base de toda estructura social no son las voluntades
individuales de las personas, ni las ideas, ni la voluntad divina, sino lo
material, las necesidades económicas y los intereses económicos de los
distintos grupos sociales. Con esta forma de materialismo, Marx se enfrentó al
“materialismo teórico” de Feuerbach y al idealismo de Hegel, destacando en
ambos casos que para entender al hombre y su historia, es imprescindible el
estudio de las condiciones económicas y sociales en las que vive.
1. La
alienación económica
Para
comprender la situación de los oprimidos en toda sociedad de explotación
(esclavista, feudal, capitalista) emplea Marx el concepto de alienación
(enajenación, extrañamiento). Toma esta noción de Hegel, que la había utilizado
para explicar el proceso por el cual la Idea pone la Naturaleza, es decir se
pone a sí misma como lo absolutamente otro, se enajena. Marx hace una
interpretación materialista de dicha noción puesto que, para él, el sujeto de
la alienación no es el Espíritu o Dios sino el hombre, y la causa de la misma
no es teológica sino económica y política: la alienación es la condición
histórica en la que se encuentra el hombre consecuencia de la propiedad privada
de los medios de producción. La propiedad privada aliena al hombre porque lo
transforma de fin en medio, de persona en simple instrumento para la
producción, ignorando sus necesidades, exigencias y dignidad. En el sistema de
producción capitalista el hombre se hace cosa, mercancía, usada por el
propietario de los medios de producción como un simple instrumento más en la
cadena de producción de bienes. En el trabajo, el hombre se enajena, no es
dueño, de sus propias facultades creadoras ni de los objetos de su trabajo, que
se convierten en seres ajenos y llegan a dominarlo. La preocupación esencial de
Marx no fue la desigualdad en la riqueza sino la liberación del hombre de un
tipo de trabajo que lo transforma en cosa y lo convierte en esclavo de las
cosas. Su crítica de la sociedad capitalista se dirigió principalmente a su
modo de producción: Marx suponía que la enajenación del trabajo, aunque
existente a lo largo de toda la historia, alcanza su cima en la sociedad
capitalista y que la clase trabajadora es la más enajenada. Marx no se limitó a
reivindicar la emancipación de la clase trabajadora, sino que buscó la
emancipación general del ser humano, y la creación de un orden social en el que
el hombre, y no la producción de cosas, sea el fin.
2.
Alienación y estructura social
El
materialismo histórico entiende que el hombre es un "ser de
necesidades", desde las más elementales como la comida, la ropa, la casa,
hasta las más refinadas como las culturales. El “trabajo” o “actividad
productiva” crea los bienes necesarios para la satisfacción de dichas
necesidades, y constituye la actividad principal del hombre y la base de toda
vida social, de su organización y de su historia. La producción de bienes está
condicionada por "las fuerzas productivas" (las riquezas naturales y
los conocimientos y las técnicas utilizadas en la producción). A un determinado
estado de desarrollo de las fuerzas productivas, corresponde un tipo concreto
de "relaciones de producción" (relaciones entre los hombres con miras
a la producción). Las relaciones de producción son "relaciones de
propiedad", relaciones de trabajo entre propietarios de las fuerzas
productivas y no propietarios, entre "explotadores y explotados"
entre clase dominante y clase dominada. Según el modo de producción y las
relaciones sociales que de él se derivan, así será la estructura social. Las
clases sociales quedan definidas por las relaciones económicas entre las
personas: son la expresión de la propiedad o no de los medios de producción y
de la capacidad adquisitiva. En las sociedades clasistas, una de las clases
será explotadora y otra, la compuesta por los trabajadores, la explotada; así
en la Antigüedad había amos y esclavos; en la Edad Media señores y siervos, y
en la Edad Moderna capitalistas (burguesía) y proletarios.
3.
Alienación y cambio social
El
motor de la historia, el cambio social, se basa en la existencia de una
sociedad escindida: es el enfrentamiento entre explotadores y explotados, el
afán de dominio de una clase y los intentos de liberación por parte de la otra.
Este enfrentamiento es inevitable e independiente de las voluntades y
conciencias de los individuos. A su vez, la existencia de dichas clases
antagónicas tiene como origen el distinto desarrollo técnico y económico con el
que los hombres han intentado resolver los problemas de supervivencia, y ha
dado lugar a las luchas de clase y enfrentamientos entre explotadores y
explotados; pero, según la concepción optimista y utópica de Marx, esta
oposición no es ineludible ni se ha de mantener hasta el fin de la humanidad:
es posible y necesaria la transformación de la sociedad y ello mediante una
acción y proceso revolucionario que elimine la propiedad privada y suprima las
clases sociales. Las etapas de este proceso serán la "dictadura del
proletariado" (el proletariado toma el poder, quita a la burguesía sus
privilegios económicos y políticos, y se hace con los grandes medios de
producción); el socialismo (período de gran desarrollo de los medios de
producción y de la riqueza social, que será administrada por el Estado, en
representación de los intereses de toda la sociedad) y el comunismo
(culminación del proceso revolucionario; época de abundancia, de plenitud y
libertad, en la que habrán desaparecido definitivamente las clases y también el
Estado).
4.
Alienación e ideología
El
marxismo afirma que la base real de la sociedad es la base económica, los
medios y las fuerzas de producción (la infraestructura); mantendrá también que
a consecuencia de la alienación económica las organizaciones políticas,
jurídicas y las concepciones del mundo (religiones, moral, ciencia, filosofía,
arte) (la superestructura) no responden a una dinámica propia, independiente,
sino a los intereses de clase de los grupos que las han creado. En un sentido
general, se llama ideología, al sistema de representaciones (imágenes, ideas,
conceptos, teorías), con el que la sociedad intenta explicar y describir la
realidad. Pero dichas ideas o representaciones pueden hacerlo de un modo
adecuado y verdadero, o, por el contrario, de un modo falso, que es precisamente
lo que ocurrirá en las sociedades de explotación. Así, en Marx el término
"ideología" tiene un significado más restringido y preciso: conjunto
de "ideas" que dan una imagen o representación falseada y
falsificadora de la realidad y de las condiciones en que se desarrolla la vida
de los hombres. Para el marxismo, lo que piensan los hombres, sus
representaciones o ideas (su ideología), es un producto de la sociedad en que
viven, es "un producto social"; además, la ideología tiene un sentido
básicamente negativo, en cuanto "ideas" falsas y falsificadoras;
finalmente, los contenidos ideológicos de la conciencia (la religión, la
filosofía, la moral, la política, etc.) ni tienen sustantividad propia ni su
propia historia y desarrollo.
Puesto
que la ideología tiene como función ocultar, deformar o justificar la situación
de alienación que el hombre vive en un momento histórico, la crítica marxista
de las ideologías es una consecuencia de la crítica más general a la alienación
del hombre. Un claro ejemplo de la actitud crítica de Marx ante las
producciones ideológicas lo encontramos en sus ideas relativas a la religión:
dado que no existe Dios, afirma, la aparición de la religión es una
consecuencia de la vida humana, y, de acuerdo con sus planteamientos generales,
ligada a la explotación del hombre por el hombre. Para Marx la crítica a la
religión es la premisa o preámbulo de toda crítica: la religión es alienación
al proyectar al hombre fuera del mundo real finito, único existente, en un
mundo ficticio e ideal. Además, la religión no sólo es alienación de cada
hombre individual, sino instrumento de la clase dominadora para oprimir a los
dominados: primero, al justificar teológicamente la división social que provoca
la alienación, la explotación existente; y, en segundo lugar, al ofrecer
“paraísos” ficticios en los que los hombres pueden realizar su afán de justicia
y felicidad, frenan la posibilidad de rebelión y de su realización en este
mundo, el único real y existente (la religión es el “opio del pueblo").
Bibliografia: